lunes, 26 de abril de 2010

Una puta en la oficina

Ahora que ya he metido la polla en tus bragas, dispones de ella como si fuera tuya.

Me gustó mucho cuando agarraste mi polla por encima de los pantalones en el ascensor, seguro que notaste cómo se llenaba tu mano.

Lo de chupármela dos veces ¡DOS VECES! en la sala de reprografía NO TIENE PERDÓN. Una cosa es calentarme, otra cosa es chuparme la polla DOS VECES y pirarte. Qué hija de puta eres cuando te da la gana.

Por eso te pasa lo que te pasa. Que tienes a media oficina queriéndote violar como a una ramera novata. Porque eso es lo que pareces, se huele con sólo verte. Vas de normal, de profesional, con un escote discreto, pero hueles a puta. Eso un hombre lo nota a distancia. Y no te quejes de los comentarios, porque te los has ganado a fuerza de cremas anticelulíticas, deporte y perfumes caros.

Tengo ganas de follarte otra vez, y no va a ser un camino de rosas para tí, me tienes la polla obcecada con tu coño, todas mis neuronas concentradas en tus tetas, y así no se puede trabajar una mierda.

Mira bien a tu alrededor y procura no quedarte sola ni un momento, porque apareceré y te arrancaré la ropa, te meteré la polla, y no pararé hasta que no me quede ni una gota de semen en los cojones. Esto no es una amenaza, no, es una promesa.

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