Aún no había cumplido 30 cuando me follé a una mujer de más de 40.
Fui con un amigo a una discoteca a tomarnos unas copas y reirnos un rato. Después de pasar un rato en la barra mirando el zoológico bajamos a la pista a ver las fieras más de cerca. En poco tiempo apareció la madura hablamos un poco y nos pusimos a bailar.
Para la edad que tenía estaba bastante bien, y bastante borracha también. Tenía unas buenas tetas y un ligero sobrepeso.
Empezamos a hablar, ella iba directa al grano:
madura - ¿Cómo es tu polla?
agua - Eso lo tienes que averiguar tú si quieres
Me tocó la polla por fuera de los pantalones:
madura - Es normal
agua - Si sigues tocando crecerá
madura - Quiero que crezca
Me han pasado muchas cosas en la vida, pero tan rara como esa ninguna. Miré a mi alrededor a ver qué hacía la gente, y la gente pasaba de todo. Estaba oscuro, luces que se movían, ambiente denso de tabaco y alcohol, la gente bailando cerca, mi amigo desaparecido, y yo muy cerca de ella. Ella con su mano en mi polla que empezaba a reaccionar.
agua - No llevo calzoncillos
Me miró sorprendida con una sonrisa y metió la mano por mis pantalones. Mi polla estaba caliente y dura, muy dura. Aquella situación me había calentado mucho, y la mano de aquella mujer provocó cosquillas desde la punta de mi polla hasta el último pelo de mis huevos.
madura - Me gusta tu polla, ¿vamos a follar?
Y así fue como en 5 minutos más estábamos en mi coche camino a su casa. Vivía sola. Fuimos a la habitación. Tenía una enorme cama, todo bien arreglado y bonito. Nos desvestimos rápido. Ella tenía el coño afeitado y empezaban a salirle los pelos, pinchaba un poco, creo que no esperaba follar esa noche.
Ella quería follarme sin condón, pero yo me negué.
madura - Entonces déjame que te la chupe, me encanta tu polla.
Empezó a chupar como una desesperada. La chupaba de puta madre. Tenía la polla a punto de estallar. Le dije que me la quería follar, la tumbé en la cama, me puse el condón y empecé a darle. Estaba muy mojada, tan lubricada que apenas sentía el roce de mi polla en su coño. Con cada embestida sus pezones daban vueltas. Yo intentaba atraparlos con las manos y con la lengua. Ella me agarraba del culo y me apretaba bien adentro. Luego me abrazaba fuerte con sus piernas. Luego a cuatro patas le estuve dando por detrás.
Nos dimos unas vueltas más y para terminar me tumbé yo en la cama boca arriba, con las piernas fuera de la cama y los pies en el suelo. Ella se sentó de espaldas a mí, con los pies en el suelo también, y movía su cuerpo adelante y atrás. Yo desde atrás le agarraba una teta y le frotaba el clítoris. En esa postura se corrió.
Agotados, nos tumbamos en la cama. Estaba amaneciendo.
madura - Quiero que te corras.
Antes de que empezase a bajar la erección me quitó el condón y empezó a chuparme otra vez. Le pedí que parase, me levanté de la cama, ella se sentó en el borde y le puse la polla en la boca para que siguiese.
Terminé rápidamente. Le aviśe, se sacó la polla de la boca pero quiso que le disparase en la cara y en las tetas. Mientras me corría me acariciaba los huevos y hasta el ano. Cuando terminó mi corrida se metió la polla en la boca y la chupó un poco más. Eso es genial, después de la corrida la polla sigue sensible y esa chupada post-corrida es un placer inmenso. Luego se esparció el semen con las manos.
No había estado antes con una tía tan viciosa y experta. Estuvo muy bien. Para tener polvos así de guarros con la pareja hace falta un tiempo de relación y confianza, y ella me dio todo eso la misma noche.
Cuando teminé se duchó, me vestí, y me invitó a un café. Me dijo que le había gustado, que si no me hubiera sacado de casa hace rato, y me dio su número de teléfono, que todavía guardo, por si vuelvo algún día a esa ciudad.
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