Con la frígida quedé otras veces.
La segunda vez fue mejor que la primera para ella. Se relajó más, llegó más lejos. Hicimos avances, pero tampoco se corrió. Yo sí que me corrí, eso es mucho más fácil.
La tercera vez fue todavía mejor. Lo mismo, follamos durante un par de horas hasta que estaba agotada y tampoco lo conseguimos. La meta estaba cada vez más cerca.
No hubo una cuarta vez. Me llamó por teléfono muy contenta, me explicó que por fin había conseguido correrse, masturbándose, pensando en mí, y que ya no me necesitaba. Así que no volvimos a vernos. Me dijo, eso sí, que me iba a recomendar a una amiga suya que tampoco se corría.
Mantuvimos contacto por correo electrónico, pero poco tiempo. Su amiga jamás llegó a decidirse, así que no tuve que sanarla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario