miércoles, 6 de enero de 2010

2010

Este año he comenzado triste, joder, qué triste soy. No me he comido una boca desde que han sonado las campanadas. Para una que intento en la fiesta de fin de año casi me gano una andanada de ostias.

Todo el mundo se propone cosas para año nuevo. Hoy me propongo no cascarme ni una paja hasta que eche un polvo. Aunque dicen algunos que eso es malo, que el veneno hay que echarlo, que eso te consume por dentro. A mí me pone de muy mal humor, me sube las revoluciones, me pone agresivo. Si no me corro me va creciendo una sensación horrible de tener que hacer miles de cosas. Lo que quiero saber es hasta dónde puede llegar mi nivel de desesperación por follar. Tengo que decir que han pasado 10 días desde el último polvo y estoy que me subo por las paredes.

No es que se hinchen las pelotas, nada de eso. Está todo en la cabeza y en las putas hormonas que se acumulan por todas partes. Pero si las hormonas no salen por la polla cuando te corres, ¿dónde coño se van? Me gustaría saberlo. ¿Se acumulan hasta el infinito si no me corro? ¿Me volveré loco? Ahora tengo ganas de darle un puñetazo al ordena y salir a correr un rato para tranquilizarme. Esperaré hasta el finde, a ver si echo un polvo de una puta vez.

Lado bueno de la historia: creo que voy a estar tan desesperado que algo conseguiré, aunque tenga que follarme una rata de cloaca.
Lado malo de la historia: voy a tardar cero coma en correrme, así que la niña tendrá que esperar al segundo polvo para disfrutar bien de los embistes de mi polla.

No hay comentarios:

Publicar un comentario